• La oración es subir hasta el corazón de Dios. Martín Lutero

  • Busquen primero Su reino.

  • Su alegría. Nuestra fuerza.

  • Amamos a Dios porque Él nos amó primero.

  • Así brille vuestra luz.

Áncora

Devocionales presentados de forma sencilla

  • Vienen mejores días, parte 8

    Que cada día valga

    Peter Amsterdam

    [Better Days Ahead—Part 8]

    Todos queremos que nuestra vida valga, que deje huella. Ustedes, igual que yo, probablemente han leído artículos o libros sobre fijarse metas, cultivar buenos hábitos, trabajar en equipo, tener objetivos por los que luchar y demás, con la intención de sacar el mayor provecho al tiempo que Dios nos ha concedido. Elaborar planes y establecer metas puede llegar a ser una gran aventura, y seguidamente orar con afán y buscar al Señor para determinar en qué dirección nos está guiando y de qué modo quiere ayudarnos a realizar Su plan para la etapa en que nos encontramos en la vida. Claro que esa aventura no significa necesariamente embarcarnos en una fenomenal empresa para transformar el mundo. Puede consistir en asuntos como emprender un nuevo negocio o una labor sin ánimo de lucro, volver al colegio o a la universidad, iniciar una obra misionera, cambiar de trabajo, ofrecerse en un voluntariado, etc.

    A veces tenemos la inclinación a pensar que solo podemos dejar huella si hacemos algo destacado o extraordinario. Pensar de ese modo puede desanimarnos en lugar de motivarnos, particularmente cuando afrontamos otras circunstancias que limitan lo que podemos hacer. Circunstancias tales como una condición médica, apremios de orden económico, las necesidades de tu clan familiar y las restricciones de la sociedad en general pueden alterar fuertemente tus planes.

    Si bien es provechoso tener metas que impresionan, también es importante ponderar el poder de ver oportunidades en las cosas pequeñas de todos los días que marcan diferencia. Este enfoque nos puede ayudar a tener una actitud positiva a lo largo del día, ya que estaremos a la expectativa de lo que va a hacer el Señor para abrir una puerta, de manera que podamos ser un instrumento de bien para otros.

    Al ponernos a pensar en cómo podemos ser un gran aporte, no debemos desestimar los pequeños aportes que podemos hacer, los cuales, con el tiempo, se van sumando hasta constituir grandes aportes que muchas veces no logramos ver por adelantado.  Marian Wright Edelman

    No todos podemos hacer cosas grandiosas, pero sí podemos hacer cosas pequeñas con gran amor.  Madre Teresa

    Cuanto más entro en años, más conciencia tomo de que las cosas muy pequeñas pueden obrar cambios en el mundo.  Sandra Cisneros.

    Influir positivamente

    Por muy limitantes que sean tus circunstancias siempre hay algo que se puede hacer para influir para bien en la vida de otras personas. Hacer algo por alguien más, aunque sea pequeño, puede ser un peldaño hacia algo de mayor trascendencia. Nunca sabes hasta qué punto puede transformar una vida un sencillo acto de bondad.

    ¿Te gustaría hacer algo para mejorar el mundo? [...] Incorpora el concepto de los favores de cinco minutos que es tan sencillo como su nombre lo señala: Dedica cinco minutos del día para hacer algo en beneficio de otra persona. [...] A ti no te costará mucho, pero podría tener un notable efecto en la vida de alguien1.

    Estoy convencida de que Dios quiere alentar a las personas; pero en muchos casos hace falta que seamos nosotros los portadores de ese ánimo, pues tenemos lo que otros necesitan. ¡Contamos con el Espíritu Santo y con las amorosas palabras de Dios! Podemos ejercer influencia aprovechando el poder que tienen nuestras palabras. No es necesario que sean profundas ni elocuentes: basta con que sean sencillas y satisfagan la necesidad de amor, esperanza, trascendencia y consuelo que tenga la persona a quien se las dirigimos.

    Si piensas que no tienes tiempo, ni energías, ni experiencia, o que es poco lo que puedes ofrecer, no te preocupes: a la mayoría nos pasa lo mismo. No obstante, todos podemos enriquecer a los demás por medio de nuestras palabras de ánimo, las cuales nos permiten ejercer influencia y propagar el amor de Dios donde sea que vayamos. En apenas cinco minutos o menos podemos marcar la diferencia en un paradero de autobús, en el metro, en una tienda, en el trabajo, en el colegio, en línea, durante un paseo y en miles de circunstancias más.

    Enseguida unas preguntas que podemos plantearnos: ¿Qué puedo decirle a esta persona que la vaya a ayudar de alguna manera, que le levante el ánimo y le alegre el día, y que haga que se sienta apreciada, valorada y digna? Antes de despedirme, ¿qué puedo hacer para que esta persona se sienta bien consigo misma y se convenza de que lo que hace es importante? Después pidamos al Señor que nos dé fe para decirle lo que sea que Él nos inspire.  María Fontaine

    Cadena de favores

    Ustedes probablemente han oído la expresión «cadena de favores» o pagar el favor recibido haciendo un favor a un tercero. Es decir, que cuando alguien hace algo por ti, en lugar de devolver directamente el favor a la que persona que te lo hizo, le dispensas esa misma amabilidad o una parecida a un tercero. Poner esto en práctica puede ser muy estimulante y una bendición, tanto para otros como para nosotros mismos. Aquí tienen un breve recuento de algo por el estilo escrito por una colega:

    El Señor hizo algo singular por mí anoche.  Salí a cenar a un pequeño restaurante italiano que es mi preferido. Había una camarera maravillosa. Hablamos un rato. Me enteré de que hacía escasos tres meses había llegado de Albania. Me contó que el traslado había sido «durísimo». Más tarde se me acercó y me dijo:

    —Usted es muy valiente, sentada aquí comiendo sola.

    Un rato después pedí la cuenta. Dos mesas más allá de donde estaba yo, se encontraba una familia muy simpática con dos niños hermosos. Mientras cenaba procuré no observarlos ni escuchar indiscretamente su conversación. Pero me costó no hacerlo, pues los tenía delante de mí y los niños eran divinos.

    Mientras se dirigía a mi mesa para entregarme la cuenta, la camarera pasó a dejarle la suya al esposo de aquella familia. Pasmada, se me acercó y dijo:

    —Ese señor acaba de pagarle a usted su comida.

    Me sorprendí y me conmoví. Entonces fui a darle las gracias. Hablamos por uno o dos minutos, y al despedirse me dijo:

    —Cuando puedas, sigue la cadena de favores.

    —Sí —le dije—, lo haré en este mismo momento con nuestra camarera.

    Cuando ya me iba, fui a buscar a la chica albana que me había atendido y le dije:

    —Él me dijo que continuara con la cadena de favores y lo voy a hacer en este momento.

    Le tomé la mano y le puse un billete equivalente a lo que me había costado la comida. Luego le di un abrazo, la besé en la mejilla y añadí:

    —¡Dios te bendiga!

    Se puso contentísima. ¡Yo sabía que el Señor había hecho eso para animarla a ella, y a mí!

    Dios puede tomar nuestros pequeños esfuerzos y multiplicarlos en la vida de otras personas. Y si somos fieles en aprovechar las pequeñas oportunidades de ser testigos de Su amor cuando estas se presenten, el Señor puede abrir entonces la puerta para mayores oportunidades. La Biblia dice que «el que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel» (Lucas 16:10).

    El amor se manifiesta por la acción, se demuestra al manifestar interés. Cuando están dispuestos a dar de ustedes mismos, a ser un amigo para alguien, un compañero o prestar un oído atento… cuando se disponen a tomarse el tiempo para conversar con alguien que se siente solo o que busca la verdad, o para hacer que alguien se sienta necesario e importante, todo eso en sí brinda cierta satisfacción, una recompensa espiritual para ustedes.

    Cuando dan de esa forma, aunque en un principio suponga un sacrificio y deban dedicar tiempo a ello, no tardarán en darse cuenta de las recompensas y verán con mucha claridad que han hecho lo que tenían que hacer. Notan que brota Mi amor en el corazón de ustedes, que se sienten satisfechos y realizados, cabales y contentos al saber que han hecho sentir feliz a una persona, que le han aligerado la carga y la han ayudado a no rendirse.

    Al realizar esos pequeños actos de amor y abnegación reciben personalmente el gozo y la paz de Mi Espíritu. No es algo pasajero, que dependa de las circunstancias, sino un don que Yo les concedo: la felicidad que brinda saber que han sido una bendición para un ser necesitado.  Jesús

    Los cristianos estamos llamados a hacer la voluntad de Dios. A medida que nos esmeramos por agradar a Dios nos corresponde hacer lo que podamos día a día con arreglo a nuestros medios y esfera de influencia. La frase clave aquí es día a día. Quizá no veamos resultados inmediatos, pero no podemos dejar que eso nos desanime. Podemos confiar en la promesa divina: «No nos cansemos, pues, de hacer el bien porque a su tiempo cosecharemos, si no desmayamos» (Gálatas 6:9).

    Dios es tan grande como para interesarse en nuestras tareas más pequeñas. Es tan santo como para consagrar nuestros momentos más ínfimos. Es tan inmenso como para otorgar trascendencia a las pequeñeces de nuestra vida. Y con ellas, concedernos espléndidas y singulares dichas. En Cristo, por Su Espíritu, es dable hallar «gozo en cada ocasión», no solo en los destellos públicos, rutilantes, fulgurantes, de nuestras diversas vocaciones, sino en los momentos más pequeños, de ínfima importancia y aparentemente insignificantes.  David Mathi2

    Tenemos el privilegio de conocer al Señor y Su Palabra, y a medida que hacemos lo que podemos cada día por ser fieles a nuestra vocación como seguidores y representantes Suyos, le hallaremos sentido a nuestra vida. Podemos sacarle provecho a cada día haciendo lo posible por amar al Señor con todo nuestro corazón, mente y alma, y amar al prójimo como a nosotros mismos. Y en esos momentos en que nos parece que no estamos aportando nada o que no tenemos mucho fruto que exhibir a cambio de nuestras labores, podemos tener la tranquilidad y la certeza de que si no nos damos por vencidos sino que continuamos poniendo todo de nuestra parte por dar testimonio del amor y verdad del Señor, un día lo oiremos decir: «Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en Mi gozo» (V. Mateo 25:21). ¡Entonces todo habrá valido la pena!

    Publicado por primera vez en diciembre de 2021. Adaptado y publicado de nuevo en septiembre de 2025.


    1 How A (Very) Little, Daily Favor Can Change Your Life, HuffPost, 3 de septiembre de 2013, https://www.huffpost.com/entry/five-minute-favor-adam-rifkin_n_3805090

    2 David Mathis, Faithfulness in the Little Things Where We Are Called, revista TableTalk, número de julio de 2019, https://tabletalkmagazine.com/article/2019/07/faithfulness-in-the-little-things-where-we-are-called/

  • Sep 2 Marcado con la imagen de Dios
  • Ago 29 Aprender a bailar en la oscuridad
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  • Ago 25 Encaremos con fe las dificultades de la vida
  • Ago 19 ¡Aprovecha la oportunidad! ¡No lo postergues!
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Rincón de los Directores

Estudios bíblicos y artículos edificantes para la fe

  • Vivir como discípulos, 2ª parte: Amar a Dios con todo nuestro ser

    [The Life of Discipleship, Part 2: Loving God with Our Whole Being]

    ¿Cómo podemos expresar nuestro amor a Dios y qué clase de respuesta espera Él de nosotros, Sus hijos, que hemos nacido en Su reino a raíz del sacrificio de Jesús en la cruz? En el Evangelio de Lucas, Jesús nos enseña: «Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente» (Lucas 10:27 NVI).

    En la versión de Mateo de este incidente dice que un abogado (un experto en las leyes del Antiguo Testamento) le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la Ley?» Jesús le respondió: «“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas» (Mateo 22:36–40).

    El mandamiento de amar a Dios con todo nuestro corazón, alma y mente que Jesús cita en este pasaje se encuentra en Deuteronomio 6:5, versículo que pretende sintetizar el concepto de devoción total a Dios. En las narraciones de este incidente que hay en los Evangelios de Lucas y Marcos se añade otra dimensión: la de amar al Señor con todas nuestras fuerzas (Marcos 12:30).

    Jesús deja bien claro que «de estos dos mandamientos» [amar a Dios y amar al prójimo] «dependen toda la Ley y los Profetas». En la versión de Marcos, el escriba responde diciendo:

    Bien, Maestro […]; amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios.

    Viendo que el escriba había respondido sabiamente, Jesús le dijo: «No estás lejos del reino de Dios» (Marcos 12:32–34).

    Veamos qué significa amar al Señor con todo nuestro corazón, alma, mente, fuerzas y entendimiento, y cómo podemos expresar en mayor medida nuestro amor a Dios a través de cada aspecto de nuestra vida y nuestro ser. Todo parte de nuestra relación con Dios, que debe ser nuestra relación más cercana e íntima, tal como señalan los siguientes extractos de un artículo.

    Dios quiere que lo amemos con todo nuestro ser y de todas las formas posibles. El propio Hijo de Dios nos enseñó a amar a Dios Padre con todo nuestro ser al decir que ese es el primero y más importante de todos los mandamientos (Mateo 22:37,38). Dios quiere que lo amemos por encima de todas las cosas y más que a ningún otro ser. No basta con profesarle un afecto tibio, a medias, apático. Él desea nuestra devoción total. […] Quiere disfrutar de una relación íntima de amor con nosotros. Nuestro amor por Él es en respuesta a Su amor divino por nosotros (1 Juan 4:19). […]

    Tal vez uno de los ejemplos más puros de amor a Dios que hay en la Biblia es el de una mujer anónima que ungió los pies del Señor con perfume (Lucas 7:36–50). Tan agradecida estaba por el hecho de que Cristo hubiera perdonado sus muchos pecados que derramó su amor rindiéndole un culto extravagante y expresándole devoción absoluta. Esa mujer apreciaba el verdadero valor de su Salvador y, con humilde gratitud, sacrificio y servidumbre, amó y adoró a Jesús con sus lágrimas, su cabello, sus besos y su precioso frasco de perfume. Amó a Dios con todo su ser y todo lo que podía ofrecerle.  Got Questions[1]

    Amarlo con todo

    Los cristianos debemos amar a Dios con todo nuestro ser, esto es, con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas. Se nos insta a profesarle un amor copioso, profundo y completo, a amarlo con todo. Se nos invita a tener una relación íntima y personal con Él, que siendo un ser relacional, busca relacionarse con nosotros.

    La hermosa relación que tenía Dios con Adán y Eva en el huerto del Edén sufrió menoscabo cuando ellos optaron por pecar. Una vez que el pecado entró en el mundo, Dios —que es santo— ya no podía tener la misma relación personal con los seres humanos. Él quiere recomponer la relación que se quebró a raíz del pecado y que volvamos a gozar del trato que teníamos con Él.

    Tanto le apasiona a Dios tener una relación con nosotros que envió a Su único Hijo, Jesús, para que sacrificara Su vida muriendo en la cruz y así cerrara la brecha que existía entre Él y la humanidad (Juan 3:16). Ya ves cuánto nos ama. Nos quiere tanto que busca activamente la manera de relacionarse con nosotros. Y nos pide que, al relacionarnos con Él, lo amemos con la misma pasión. Tal como dice un versículo: «Nosotros lo amamos a Él porque Él nos amó primero» (1 Juan 4:19).

    Para expresar Su profundo amor por nosotros, Dios en la Biblia empleó un lenguaje y unas imágenes que nos representan como si estuviéramos casados con Él. Dijo: «El que te hizo es tu esposo; Su nombre es el Señor Todopoderoso» (Isaías 54:5 CST); y «como el gozo del esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo» (Isaías 62:5). Estas metáforas matrimoniales reflejan la unión de corazón, mente y espíritu que Él desea tener con cada uno de nosotros.

    El amor que le tenemos concita en nosotros el deseo de acercarnos a Él (Santiago 4:8), de forjar una profunda relación con Él y esforzarnos por consolidar esa relación y emularlo cada vez más. Para ello, nos comprometemos a comunicarnos asiduamente con Él por medio de la oración, la alabanza y la adoración, a leer y estudiar Su Palabra, y a modelar nuestra vida sobre la base de Su voluntad y los principios de Su Palabra. Procuramos que nuestro amor por Él vaya en aumento, aplicando a ello nuestro corazón, alma, mente y fuerzas. Los siguientes fragmentos de artículos aportan claridad sobre lo que esto significa y cómo se manifiesta.

    Con todo nuestro corazón

    La verdad más asombrosa del universo es que nuestro Creador quiere estar con nosotros. Él nos creó para amarnos, y ansía que correspondamos a ese amor. Dice: «Lo que pido de vosotros es amor y no sacrificios, conocimiento de Dios y no holocaustos» (Oseas 6:6 CST). ¿No sientes palpitar la pasión de Dios por ti en este versículo?

    Dios te ama profundamente y desea que tú también lo ames. Como Su anhelo es que lo conozcas y le dediques tiempo, aprender a amarlo y a dejarte amar por Él debería ser tu mayor objetivo en la vida. No hay nada que se le acerque en importancia. Jesús dijo que era el mayor mandamiento. […]

    Dios quiere todo tu ser, no una parte de tu vida. Pide todo tu corazón, toda tu alma, toda tu mente y todas tus fuerzas. No le interesan los compromisos a medias, la obediencia parcial y las sobras de tu tiempo y dinero. Desea tu plena devoción. […] Quiere que le entregues tu amor sincero y verdadero […], que es la respuesta natural ante Su asombroso amor y misericordia.  Rick Warren[2]

    Con toda nuestra alma y todas nuestras fuerzas

    ¿Qué significa amar a Dios con toda nuestra alma? La palabra hebrea para decir «alma» es néfesh. Significa «vida» y también «alma». Dicho de otro modo, debemos amar a Dios cada instante de nuestra vida. Incluye el concepto de que debemos amarlo hasta el punto de dar nuestra vida por Él. Sin duda, no basta con amarlo un día a la semana. Yeshua es el Amante de nuestra alma. Nos amó hasta el extremo de sacrificar Su vida por nosotros. Dios amó tanto al mundo (a cada alma) que estuvo dispuesto a entregar a Su único Hijo por obtener nuestra salvación. Habiéndosenos perdonado mucho, podemos amar mucho (v. Lucas 7:47). Amémoslo, por la gracia de Dios, con toda nuestra vida. Él es nuestra vida (Deuteronomio 30:20a).

    Amar a Dios con todas nuestras fuerzas o energías, meod, es amarlo con todo el ánimo, amarlo al máximo. Se ha dicho que meod acentúa el grado superlativo de compromiso total con el Señor.  Jamie Lash[3]

    Con toda nuestra mente

    Amar a Dios con toda nuestra mente es amarlo con nuestro intelecto, amarlo resuelta y comprometidamente. Los fariseos y los líderes religiosos que se enfrentaron a Jesús no hacían eso. Amaban a Dios de palabra y con sus rituales, pero no con todo su ser. Si lo hubieran amado con su mente, le habrían dado prioridad y preeminencia. Le habrían prestado obediencia absoluta.

    En otro pasaje, Jesús se lo dejó bien claro a Sus discípulos al decir: «Si me aman, obedezcan Mis mandamientos» (Juan 14:15). La obediencia exige una decisión mental, una determinación. […] Si activas tu voluntad y la pones en marcha, es decir, si amas a Dios con toda tu mente, todas las demás formas de amarlo vendrán por sí solas.  Dr. Michael Youssef[4]

    Una parte fundamental de nuestro discipulado consiste en amar a Dios de todo corazón, tanto que estemos dispuestos a ajustar nuestra vida a los principios contenidos en Su Palabra, cumpliendo así Sus mandamientos. Aspiramos a seguir el ejemplo de Jesús y volvernos más como Él. Deseamos vivir de una manera que honre a Dios, basada en el conocimiento que tenemos de Su Palabra, reverenciándolo, conscientes de Su continua presencia en nosotros.

    Al decirnos que lo sigamos, nos está pidiendo que lo amemos hasta el punto de anteponerlo a todo lo demás en nuestra escala de prioridades, colocándonos donde nos corresponde con relación a Él, que es el soberano de todos. Tomamos la decisión de centrar nuestra vida en Su amor, de caminar a la luz de Su amor y compartirlo con los demás. En resumen, procuramos vivir de una manera que le agrade.

    En 1 Juan dice:

    Recibiremos de Él todo lo que le pidamos, porque obedecemos Sus mandamientos, y hacemos las cosas que le son agradables. Este es Su mandamiento: Que creamos en el nombre de Su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como Dios nos lo ha mandado. El que obedece Sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él (1 Juan 3:22–24).

    Si comprendemos el principio de amar a Dios con todo nuestro ser, andar en pos de Él y seguir lo que dice Su palabra, contaremos con una guía para las decisiones vitales que frecuentemente debemos tomar. El principio básico es que Dios —nuestro Creador, nuestro Salvador y el Espíritu que mora en nosotros— nos pide y se merece nuestro amor y el primer lugar en nuestra vida. Ese es el punto de partida del discipulado. Amar a Dios es el fundamento de la vida de un discípulo. Nuestro amor por Cristo, que entregó Su vida por nosotros, nos constriñe, nos insta, nos impulsa y nos urge a amarlo y adorarlo fervientemente, de todo corazón (2 Corintios 5:14), y a cultivar una estrecha relación con Él.

    Reflexiones

    Amar a Dios de todo corazón es dedicarle todo nuestro ser, incluidos nuestros afectos, pensamientos y acciones, priorizando Su voluntad y procurando complacerlo por encima de todo.  C. S. Lewis

    Quienes aman a Dios no pueden dejar de pensar en Él, respirar por Él, aspirar a Él y hablar de Él, y desearían, si fuera posible, grabar en el pecho de todas las personas del mundo el santo y sagrado nombre de Jesús.  S. Francisco de Sales

    El mandamiento más importante […] es estimar a Dios y Su reino por encima de todo. Eso es lo que significa amar a Dios con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas. Es tenerlo en gran estima, apreciarlo, apreciar a los Suyos, protegerlo y ayudarlo en Sus propósitos.  Dallas Willard

    Qué dice la Biblia

    «El que me ama, Mi palabra guardará; y Mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada con él» (Juan 14:23).

    «Reconoce que el Señor tu Dios es el único Dios, el Dios fiel, que cumple Su pacto por mil generaciones y muestra Su fiel amor a quienes lo aman y obedecen Sus mandamientos» (Deuteronomio 7:9 NVI).

    «Estoy seguro de que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni principados ni potestades, ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro» (Romanos 8:38,39).

    Oración de gratitud por el amor de Dios

    Amado Dios, quiero expresarte mi sentido agradecimiento por concedernos el increíble regalo de Tu Hijo Jesucristo, un sacrificio altruista del que me considero indigna. Aun así, Él se entregó voluntariamente para salvarnos de nuestros pecados. […] No puedo evitar repetir las palabras del Salmo 106:1: «¡Aleluya! Den gracias al Señor porque Él es bueno; Su gran amor perdura para siempre». Tu amor incondicional no deja de sorprenderme. Siempre te agradeceré Tu infinita gracia y compasión. Me deleito en el resplandor de Tu amor. Gracias por darnos a Jesús, gracias por Tu amor inquebrantable y gracias por cada una de las bendiciones que nos has concedido[5].

    Traducción: Esteban.


    [1] «What does the Bible say about how to love God?», GotQuestions.org, https://www.gotquestions.org/how-to-love-God.html

    [2] Rick Warren, Una vida con propósito: ¿Para qué estoy aquí en la Tierra? (Vida, 2012).

    [3] Jamie Lash, «You Shall Love», Jewish Jewels, 1 de febrero de 2022, https://www.jewishjewels.org/news-letters/you-shall-love/.

    [4] Dr. Michael Youssef, «Loving God with All Your Mind», Leading the Way, 2 de mayo de 2023, https://ca.ltw.org/read/my-devotional/loving-god-with-all-your-mind/.

    [5] Everlasting Winter, «Rejoicing in God's Love: A Prayer of Gratitude», 26 de diciembre de 2023, https://www.talkjesus.com/threads/rejoicing-in-gods-love-a-prayer-of-gratitude.79690/.

  • Ago 7 1 Corintios: Capítulo 12 (versículos 12–30)
  • Jul 15 Vivir como discípulos: Introducción
  • Jul 1 1 Corintios: Capítulo 12 (versículos 1-11)
  • Jun 18 1 Corintios: Capítulo 11 (versículos 17–34)
  • May 20 1 Corintios: Capítulo 11 (versículos 2-16)
  • Abr 28 1 Corintios: Capítulo 10 (versículos 16-33)
  • Abr 8 1 Corintios: Capítulo 10 (versículos 1-15)
  • Abr 1 1 Corintios: Capítulo 9 (versículos 18-27)
  • Mar 23 1 Corintios: Capítulo 9 (versículos 1-17)
   

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  • …una comunidad cristiana, en línea, dedicada a difundir el mensaje del amor de Dios por todo el mundo. Creemos que toda persona puede entablar una relación personal con Dios por medio de Jesucristo y gracias a ello tener felicidad, paz interior y el incentivo para ayudar a otros y dar a conocer las buenas nuevas del amor de Dios.

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